domingo, 10 de octubre de 2010

BIZET - CARMEN - Acto III (2) : Aria de Micaela

Este es el único número de la ópera que Bizet llamó Aria, aunque todo el mundo coincide en considerar así también la intervención de D. José en el 2º Acto, "La fleur que tu m'avais jetée". Es una de las arias más apreciadas por las sopranos líricas, por razones que saltan al oído. La vulnerabilidad de este personaje, contrafigura de Carmen que simboliza el orden, la familia y el amor puro, y que se siente completamente perdida en el entorno hostil de la serranía (el hogar natural de la gitana), se expresa maravillosamente en los vaivenes de la voz y de la orquesta, que casi nos mece con sus ondulaciones. Los  detalles orquestales son espléndidos, con esas trompas finales que parecen destilar pura melancolía.



Debajo de la letra os dejo dos versiones bastante mejores que esta, a cargo de Anna Netrebko y de Angela Gheorgiu.


21. Air   MICAËLA
Je dis que rien ne m'épouvante,
je dis hélas! que je réponds de moi;
mais j'ai beau faire la vaillante,
au fond du coeur, 
je meurs d'effroi!
Seule en ce lieu sauvage,
toute seule j'ai peur,
mais j'ai tort d'avoir peur;
vous me donnerez du courage,
vous me protégerez, Seigneur!
Je vais voir de près cette femme
dont les artifices maudits
ont fini par faire un infâme
de celui que j'aimais jadis!
Elle est dangereuse... 
elle est belle!...
Mais je ne veux pas avoir peur!
Je parlerai haut devant elle... ah!
Seigneur, vous me protégerez!
Je dis que rien ne m'épouvante,
je dis hélas! que je réponds de moi;
mais j'ai beau faire la vaillante,
au fond du coeur je meurs d'effroi!
Seule en ce lieu sauvage,
toute seule j'ai peur,
mais j'ai tort d'avoir peur;
vous me donnerez du courage,
vous me protégerez, Seigneur!
Protégez moi! O Seigneur!

21: Aria  MICAELA
Dije que de nada me asustaría
dije, ¡hay!, que respondería de mí:
No importa cuán valiente pretenda ser
¡en el fondo del corazón, 
de miedo me muero!
Sola en este salvaje lugar
Tengo miedo...
pero me equivoco al temer.
¡Tú me das coraje,
Tú me proteges, Señor!
Iré y veré a esa mujer
que con malditos artificios
lo volvió infame 
y acabó con el hombre 
al que una vez amé
¡Es peligrosa... es bellísima!
¡Pero no temeré!
¡Hablaré alto frente a ella... ah!
¡Señor, tu me protegerás, Señor!
Dije que de nada me asustaría
dije, ¡hay!, que respondería de mí:
No importa cuán valiente pretenda ser
¡en el fondo del corazón, 
de miedo me muero!
Sola en este salvaje lugar
Tengo miedo...
pero me equivoco al temer,
¡Tú me das coraje,
Tú me proteges, Señor!





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