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domingo, 29 de junio de 2025

Schubert: Der Wanderer an den Mond, D870 (con subtítulos). Konstantin Krimmel, Daniel Heide


 "El caminante a la luna". Grabado en la Biblioteca de la condesa Anna Amalia en Weimar.

Poema de Johann Gabriel Seidl. Uno de los más bellos Lieder de Schubert, sobre un texto que establece una comparación entre el caminar errabundo y anónimo del poeta y el rumbo amplio e inequívoco de la luna, que tiene por patria el firmamento. Emocionante interpretación de Krimmel y Heide, y muy bonita realización, que combina las imágenes de la sala en la que tiene lugar la grabación con un recorrido por los jardines exteriores. Traducción de Mateo Jarnés



Versión de Anna Lucia Richter y Ammiel Bushakevitz



Schubert-Goethe: Erlkönig (El rey de los alisos) subtitulado. Konstantin Krimmel, Ammiel Bushakevitz


 Extraído del recital que tuvo lugar en el teatro Wigmore Hall de Londres el 31 de enero de 2025 con ocasión del cumpleaños de Schubert.

Traducción de Carmen Schad revisada por Susana Weber Barón. Schubert tenía 18 años cuando compuso esta obra maestra, cuya primera versión data de 1815. En los años posteriores retocó algunos detalles para redondear la parte pianística, pero lo esencial estaba ya hecho y surgió de un arrebato repentino de inspiración, si hemos de creer a algunas fuentes de su época. Para muchos especialistas, constituye la piedra fundacional del Lied romántico junto con “Margarita en la rueca” (Gretchen am Spinnrade), compuesta el año anterior. Suele destacarse el equilibrio admirable entre la unidad del conjunto y la riqueza y variedad de las partes. La cohesión viene dada principalmente por el “ostinato” pianístico, que marca de forma constante y a la vez flexible el carácter del Lied, su tono sombrío y su ritmo apremiante, sugiriendo con la figura repetitiva de la mano izquierda el galope del caballo y la urgencia creciente del viaje hasta la detención final, ese instante en que la música queda en suspenso y la voz recita con lúgubre lentitud el último verso, rematado por dos secos acordes conclusivos. La parte cantada tiene un desarrollo casi teatral a través de las cuatro voces que entran en juego, cada una con su propia personalidad y evolución dramática: la del narrador, distante al principio, ominosa en la estrofa final; la del hijo, cada vez más aterrorizada; la del padre, que trata de transmitir tranquilidad; y la del rey de los alisos (o, como señalan algunos, la propia muerte), seductora, sinuosa, finalmente siniestra. El poema de Goethe reúne varios de los elementos esenciales del Romanticismo: el crepúsculo, el viaje en medio de la naturaleza, lo sobrenatural, el padecimiento físico y anímico, la alucinación y la muerte. De estos elementos se nutre la desazonante ambigüedad del relato, que puede estar aludiendo al delirio febril de un niño gravemente enfermo, pero alienta la sospecha de que su alma ha sido realmente arrebatada por un ser maligno. La interpretación de esta cima indiscutible del género constituye tanto para los cantantes como para los pianistas una verdadera prueba de fuego que Konstantin Krimmel y Ammiel Bushakevitz superan con sobresaliente. Desde el teclado se ha de mantener una tensión rítmica implacable que transmita una continua sensación de zozobra, mientras que la voz tiene que interpretar con gran ductilidad y amplitud de registro a los cuatro personajes mencionados arriba, cada uno con sus rasgos vocales y dramáticos propios. Nosotros hemos intentado facilitar el seguimiento del texto diferenciando gráficamente las cuatro voces:
  • Voz del narrador: letra de color blanco
  • Voz del hijo: letra en amarillo
  • Voz del padre: en amarillo y cursiva
  • Voz del rey de los alisos: letra blanca en cursiva
Agradezco a Susana Weber Barón su inestimable ayuda.

Schubert: Suleika I “Was bedeutet die Bewegung?“ (Subtitulado). Marta Fontanals-Simmons, Lana Bode


 Traducción de Susana Weber Barón

El poema que da pie a esta composición lo tomó Schubert del poemario de Goethe “El diván de Oriente y Occidente”, ignorando que en realidad lo había escrito Marianne von Willemer, una actriz y bailarina austriaca con la que el gran escritor alemán mantenía una relación bastante estrecha, probablemente amorosa. Marianne era 35 años más joven que Goethe y estaba casada con un banquero. Aportó al “Diván” cuatro poemas más con el sobrenombre de Suleika, tres de los cuales fueron puestos en música por Schubert (además del que nos ocupa) sin conocer la verdadera procedencia de los mismos. Lo cierto es que la genuina vena poética de Marianne inspiró al compositor uno de sus mejores Lieder, en el que acierta a transmitir el soplo oscilante entre dicha, anhelo y temor que recorre los versos. Brahms consideraba “Suleika I” el Lied más bello del mundo. Agradecemos a Susana Weber su generosa colaboración, y copiamos aquí su excelente traducción: ¿Qué significa esta agitación? ¿Acaso el levante me trae alegres noticias? El fresco movimiento de sus alas reconforta la profunda herida de mi corazón. Acariciándolo, juega con el polvo, lo levanta súbitamente en ligeras nubecitas, al abrigo de las parras del cenador empuja a una alegre bandada de insectos. Alivia delicadamente el ardor del sol, también a mí me refresca las ardientes mejillas, en su huida besa asimismo a las vides que resplandecen en campos y colinas. Y su quedo susurro me trae mil saludos del amigo; antes aun de que estas colinas oscurezcan seguramente mil besos me saludarán. ¡Y entonces podrás continuar tu viaje! Asiste a amigos y a afligidos. Allí donde brillan con ardor las altas murallas, allí encontraré pronto al muy amado. Ay, el verdadero mensaje del corazón, el hálito de amor, la renovada vida solo los recibiré de su boca, solo puede dármelos su aliento.

Schubert: Abschied ("Despedida"). Subtitulada. Samuel Hasselhorn, barítono; Renate Rohlfing, piano.


 “Despedida” (“Abschied”) es el séptimo Lied de “El canto del cisne” (“Schwanengesang”), la última colección de canciones de Schubert, de la que ya hemos publicado en esta página “Liebesbotschaft” y “Die Taubenpost” y una versión anterior de este mismo Lied. Sus versos, escritos por el poeta Ludwig Rellstab, hablan del adiós definitivo del protagonista a su querida ciudad, pero el repaso que hace de los lugares y aspectos más amados no está cargado de melancolía, sino que tiene un carácter resuelto y animado en el que el optimismo prevalece sobre cualquier sombra de futura nostalgia.

Este rasgo es reforzado por la radiante música de Schubert, con una parte cantada jovial y saltarina y un ritmo pianístico muy marcado que sugiere el trote alegre de un hombre a caballo. Esta interpretación tuvo lugar en Heidelberg en 2017, durante la 5ª edición del concurso internacional de canción "Das Lied”, una competición creada por el gran barítono Thomas Quasthoff. La pareja formada por Hasselhorn y Rohlfing ganó el primer premio. Como la vivacidad de la canción no deja mucho tiempo para leer los versos, los añadimos aquí con su traducción: RELLSTAB-SCHUBERT: ABSCHIED (Despedida) Ade! du muntre, du fröhliche Stadt, ade! - ¡Adiós, ciudad feliz y divertida, adiós! Schon scharret mein Rösslein mit lustigen Fuß; - Ya escarba mi caballo con alegre pisada; Jetzt nimm noch den letzten, den scheidenden Gruß. - Ahora escucha el saludo final, mi despedida. Du hast mich wohl niemals noch traurig gesehn, - Nunca me has visto triste So kann es auch jetzt nicht beim Abschied geschehn. - ni ha de ocurrir en este momento de partir. Ade! du muntre, du fröhliche Stadt, ade! - ¡Adiós, ciudad feliz y divertida, adiós! Ade, ihr Bäume, ihr Gärten so grün, ade! - ¡Adiós, verdes jardines y arboledas, adiós! Nun reit ich am silbernen Strome entlang - Ya cabalgo a lo largo del río plateado. Weit schallend ertönet mein Abschiedsgesang; - A lo lejos resuena mi canción del adiós; Nie habt ihr ein trauriges Lied gehört, - jamás me habéis oído canciones pesarosas, So wird euch auch keines beim Scheiden beschert! - y no voy a obsequiaros con una al despedirme. Ade, ihr Bäume, ihr Gärten so grün, ade! - ¡Adiós, verdes jardines y arboledas, adiós! Ade, ihr freundlichen Mägdlein dort, ade! - ¡Adiós, gratas muchachas de este lugar, adiós! Was schaut ihr aus blumenumduftetem Haus - Desde esa casa llena de fragancias florales Mit schelmischen, lockenden Blicken heraus? - ¿qué observáis con tan pícaras miradas tentadoras? Wie sonst, so grüß‘ ich und schaue mich um, - Como siempre, os saludo y miro alrededor, Doch nimmer wend‘ ich mein Rösslein um - Pero no haré volverse jamás a mi caballo. Ade, ihr freundlichen Mägdlein dort, ade! - ¡Adiós, gratas muchachas de este lugar, adiós! Ade, liebe Sonne, so gehst du zur Ruh, ade! - ¡Adiós, querido sol que a descansar te marchas! Nun schimmert der blinkenden Sterne Gold. - Ya el oro resplandece de los brillantes astros. Wie bin ich euch Sternlein am Himmel so hold; - ¡Cuánto cariño os tengo, estrellitas del cielo! Durchziehn wir die Welt auch weit und breit, - Si cruzamos el mundo en toda su extensión Ihr gebt überall uns das treue Geleit. - Por doquier nos brindáis vuestra fiel comitiva. Ade, liebe Sonne, so gehst du zur Ruh, ade! - ¡Adiós, querido sol que a descansar te marchas! Ade! du schimmerndes Fensterlein hell, ade! - ¡Adiós, tú, ventanuco que brillas tenuemente! Du glänzest so traulich mit dämmerndem Schein - ¡Qué acogedor alumbras con vespertina luz Und ladest so freundlich ins Hüttchen uns ein. - y, amable, nos invitas a entrar en la cabaña! Vorüber, ach, ritt ich so manches Mal, - A caballo he pasado de largo tantas veces… Und wär es denn heute zum letzten Mal? - ¿y acaso habrá de ser hoy por última vez? Ade! du schimmerndes Fensterlein hell, ade! - Ventanuco que brillas discretamente, ¡Adiós! Ade, ihr Sterne, verhüllet euch grau! Ade! - ¡Adiós! ¡cubrid, estrellas, de gris vuestro fulgor! Des Fensterlein trübes, schimmerndes Licht - La luz del ventanuco, que alumbra vagamente, Ersetzt ihr unzähligen Sterne mir nicht, - no podéis reemplazarla, estrellas incontables. Darf ich hier nicht weilen, muss hier vorbei, - Si aquí no he de quedarme, si debo proseguir, Was hilft es, folgt ihr mir noch so treu! - ¡de qué me ha de servir que os mantengáis tan fieles! Ade, ihr Sterne, verhüllet euch grau! Ade! - ¡Cubrid de gris, estrellas, vuestro fulgor! ¡Adiós! Traducción: Mateo Jarnés.


Grabación perteneciente al Concurso Internacional de Lied de Stuttgart del año 2020, en el que estaexcelente pareja sealzó con el primer premio.




Schubert: Der Jüngling an der Quelle (texto subtitulado) Konstantin Krimmel, Ammiel Bushakevitz


Recital celebrado en el Wigmore Hall de Londres el 31 de enero de 2025 para celebrar el cumpleaños de Schubert.

Lo milagroso de esta canción es que en menos de dos minutos alcance una belleza tan acabada: 29 compases le bastan al compositor para desarrollar plenamente la sencilla historia de desamor contenida en los versos de Johann G. von Salis.

Un muchacho ha buscado refugio en la naturaleza para olvidar su desengaño amoroso, pero los sonidos que lo rodean parecen susurrar el nombre de la amada, un nombre que se impone con tanta fuerza que provoca en el último instante un atrevido cambio gramatical de la tercera a la segunda persona (el poema original, alterado por Schubert en el verso final, decía “…seufzen Elisa mir zu”, es decir, «me suspiran ‘Elisa’»).

  • En esta magnífica interpretación de Konstantin Krimmel y Ammiel Bushakevitz hay un cambio textual mínimo, una palabra, en el minuto 1’06. Donde la partitura dice “Ach! und Blätter und Bach seufzen: Luise dir nach!” Krimmel sustituye el verbo “seufzen” (suspirar) por “wecken“ (despertar a alguien o algo), pero inmediatamente después, al repetir el mismo verso, canta el texto original. Nosotros hemos puesto entre paréntesis la palabra novedosa y su posible traducción.

Traducción de Mateo Jarnés.



VERSIÓN DE MARIE PERBOST Y JOSEPHINE AMBROSELLI
 

Schubert: Die Taubenpost. Samuel Hasselhorn, Renate Rohlfing (Subtitulada)





 "Die Taubenpost" es la última canción compuesta por Schubert. Aunque suele incluirse en el ciclo “El canto del cisne” ("Schwanengesang"), en realidad no forma parte de ese conjunto, que está formado por 13 Lieder sobre poemas de Ludwig Rellstab y de Heinrich Heine, sino que fue escrita un poco después a partir de un poema de Johann Gabriel Seidl, un autor cuyos versos habían inspirado otras joyas del compositor como “Der Wanderer an den Mond”, “Im Freien” (publicadas en este mismo canal) y “Das Zügenglöcklein”.

Asombra el estilo alegre y fresco con el que un Schubert a las puertas de la muerte aborda este Lied, después de haber escrito otros de tan intenso dramatismo como “Der Atlas”, “Ihr Bild” o “Der Doppelgänger” (en “Schwanengesang”), junto con obras más extensas de la profundidad del Quinteto en Do mayor o de las últimas sonatas para piano. La verdad es que el poema de Seidl no tiene mucha hondura, pero el compositor logra elevar el texto muy por encima de su simplicidad original insuflándole una especial luminosidad y nobleza. Es como si Schubert, en su despedida, hubiese preferido evocar la ligereza jovial de las veladas musicales con sus amigos antes que adoptar un tono elegiaco más acorde con sus circunstancias vitales. La interpretación de la primera pareja pertenece a la final del concurso de Lied de Stuttgart de 2016 Traducción de Mateo Jarnés.

Schubert: An Sylvia (A Silvia) Subtitulada. Samuel Hasselhorn, Renate Rohlfing


 Traducción de Carmen Schad.

Agradezco a Susana Weber Barón su amable y oportuna colaboración. El texto de este Lied procede de la comedia de Shakespeare “Los dos hidalgos de Verona”. Se trata de una serenata dedicada al personaje de Silvia en la 2ª escena del acto IV. Schubert utilizó la traducción al alemán de Eduard von Bauernfeld. Es uno de los Lieder más conocidos de Schubert por su carácter alegre y su sencillez estructural. La mano izquierda del piano marca con vigor el ritmo, mientras la derecha juega a hacerse eco de la melodía, que se repite sin variaciones en las tres estrofas. La pareja de intérpretes Hasselhorn-Rohlfing ganó el tercer premio de esta décima edición del concurso de Lied de Stuttgart, en el año 2016.

Schubert: Litanei auf das Fest aller Seelen (subtitulado), Anja Mittermüller, James Baillieu


Esta oración para el día de los difuntos, que toma como punto de partida un poema de Johann Georg Jacobi, la compuso Schubert a los 19 años, poco después del fallecimiento de su madre. Tiene, como corresponde al tema, un carácter introspectivo y sereno, pero no sombrío. El especialista Gilles Cantagrel la describe así: “esta larga frase en legato, al borde del susurro y entre el cielo y la tierra, irradia un intenso fervor contenido, casi sagrado”. Agradezco a Reingard Schwarz su inestimable ayuda en la traducción.

Schubert: Fischerweise D881 (Canción del pescador). Subtitulada. Giacomo Schmidt, Jong Sun Woo.


 Grabación perteneciente a la Wolf International Art Song Competition de 2024 de Stuttgart, donde esta pareja artística ganó el primer premio.

Compuesta a partir de un poema de Franz von Schlechta, amigo del compositor, “Fischerweise” es una de las canciones más alegres de Schubert, que siempre se sintió especialmente inspirado por el tema de la naturaleza y el agua. Con un marcado acompañamiento rítmico del piano de principio a fin, la aparición de una pastora en la última estrofa provoca un cambio en la línea melódica y una ingeniosa ruptura de la regularidad rítmica en los versos finales, con un silencio y una rápida entrada a contratiempo (“Die Hirten… Schlauer Wicht”, minuto 2’47). En este mismo canal ya habíamos publicado otra interpretación del mismo Lied en marzo de 2023, pero esta que publicamos ahora nos parece más lograda en todos los aspectos, sobre todo por lo que concierne a la pianista Jong Sun Woo, que además de obtener el premio al mejor dúo en este concurso ha ganado otras muchas distinciones. Traducción de Mateo Jarnés.

Ravel: Chanson Romanesque (canción caballeresca) subtitulada. Konstantin Krimmel, Doriana Tchakarova


 El ciclo de las "Trois chansons de Don Quichotte á Dulcinée", última obra vocal compuesta por Ravel, estaba destinado en principio a formar parte de la banda sonora de la película “Don Quichotte”, de George Pabst. El compositor se retrasó en el cumplimiento del encargo, que finalmente le fue adjudicado a otro músico. Los textos pertenecen al poeta Paul Morand.

Esta “canción caballeresca” es la primera del conjunto. Sobre un poema de un romanticismo desbordante, muy impregnado de la “locura de amor” de Don Quijote por Dulcinea, compone Ravel una pieza cuyo seductor acompañamiento pianístico busca recrear el estilo español a través de un esquema métrico similar al de la petenera o la guajira, que alterna los compases de 6/8 y 3/4. La grabación pertenece a la edición de 2019 del concurso "Das Lied" de Heidelberg (fundado por el barítono Thomas Quasthoff), en el que Krimmel obtuvo el segundo premio del jurado y el premio otorgado por el público. Traducción de Carmen Torreblanca y José Armenta.

Kurt Weill : “Je ne t’aime pas“ (con subtítulos). Marina Viotti, Todd Camburn. Ginebra, 2016


 Compuesta a partir de un poema del autor francés Maurice Magre, esta canción acierta a expresar con un estilo simple y directo los sentimientos contradictorios causados por una ruptura amorosa. En la versión original es un hombre el que habla dirigiéndose a una mujer y preguntándole por su nuevo amante, pero la versión musical más extendida es esta, que cuenta con versiones destacadas de grandes intérpretes como Ute Lemper o Anne Sofie von Otter.

Es una canción que requiere una dosis importante de dramatismo, con esos breves “parlati” intercalados que añaden a la interpretación un toque especial de inmediatez e intensidad. En nuestra opinión, Marina Viotti acierta a transmitir la fuerza expresiva necesaria sin salirse de la contención y sutileza adecuadas al escenario en que se desarrolla la actuación, el Concurso Internacional de Ginebra de 2016, en el que esta mezzosoprano, natural de la Suiza francesa, obtuvo el tercer premio. Posteriormente ha desarrollado una amplia carrera operística, abordando los papeles protagonistas de “Carmen”, “El barbero de Sevilla”, “Cosí fan tutte” y “La Cenerentola”, entre otros. Es hermana del director de orquesta Lorenzo Viotti, al que pudimos ver en el teatro Maestranza de Sevilla al final de la temporada 2023-2024, dirigiendo nada menos que a la Filarmónica de Viena. Traducción de Carmen Torreblanca y José Armenta

sábado, 14 de diciembre de 2024

Schubert: Prometheus (Goethe), D.674 (con subtítulos). Konstantin Krimmel, Ammiel Bushakevitz


Traducción de Luis Alberto de Cuenca. Este impresionante poema estaba destinado a formar parte de un drama que Goethe inició en 1773 y que posteriormente abandonó. En 1819 Schubert, con tan sólo 22 años, se atreve a ponerle música utilizando unos recursos formales totalmente innovadores. Arturo Reverter lo describe como “una auténtica revolución en el género”, y comenta su “total libertad tonal en una pieza que explora los límites del Lied y los sobrepasa”. Por su parte Dietrich Fischer-Dieskau afirma que “Prometeo señala hacia el futuro y tuvo el efecto de abrir brecha estilísticamente… sólo Wagner con su Tristán superó tanto atrevimiento”. Rebelde, desafiante, heroico, orgulloso, altivo… son los adjetivos con que suele describirse este monólogo de Prometeo frente a Zeus. Está claro que para un texto de estas características no habría sido adecuada una línea vocal melodiosa y lírica, sino una especie de declamación libre que buscara ante todo resaltar la imponente fuerza dramática de los versos. Schubert renuncia a su prodigiosa vena melódica para servir a la grandeza del poema con los medios más audaces, aún a costa de la probable incomprensión de sus contemporáneos. Que, sin embargo, no llegaron a conocer el Lied, porque nunca se interpretó ni se publicó en vida del compositor, lo que no sorprende teniendo en cuenta las connotaciones antirreligiosas del texto y las radicales innovaciones formales de la música. El titán Prometeo posee una gran riqueza simbólica: es a la vez un dios filántropo que crea, educa y protege a los hombres, y un rebelde que en esa tarea benefactora desafía los designios de Zeus, por lo que es encadenado a un roca del Cáucaso mientras un águila le devora el hígado. Su actitud decidida a favor de los hombres y la dignidad con que soporta su castigo lo hacen una de las figuras más atractivas de la mitología griega, que ha sido representada en multitud de obras literarias y artísticas. Agradecemos a Luis Alberto de Cuenca la generosa cesión de su excelente traducción, que reproducimos aquí: PROMETEO Cubre tu cielo, Zeus, con un velo de nubes, y, semejante al joven que descabeza abrojos, huélgate con los robles y las alturas. Déjame a mí esta tierra, la cabaña que tú no has construido y el calor del hogar que tanto envidias. Nada conozco bajo el sol tan pobre como vosotros, dioses. Nutrís, mezquinos, vuestra majestad con las ofrendas de los sacrificios y con el vaho de las preces. En la indigencia viviríais de no existir los niños y esos necios mendigos que no pierden la esperanza. Cuando era niño y nada sabía, levantaba mis ojos extraviados al sol, como si arriba hubiese oídos para escuchar mis quejas, y un corazón, afín al mío, que sintiera piedad de quien le implora. ¿Quién me ayudó en mi pugna contra los insolentes Titanes? ¿Quién de la muerte me salvó, y de la esclavitud? ¿No fuiste tú, tú solo, sagrado y fervoroso corazón, quien todo lo cumpliste? Y, sin embargo, ardiendo en tu bondad y juventud, iluso, agradecías tu salud a aquel que, allá arriba, dormita... ¿Honrarte yo? ¿Por qué? ¿Aliviaste tú alguna vez los dolores del afligido? ¿Enjugaste las lágrimas del angustiado? ¿No me han forjado a mí como hombre el tiempo omnipotente y la eterna fortuna, que son mis dueños y también los tuyos? ¿Acaso imaginaste que iba yo a aborrecer mi vida y a retirarme al yermo porque no todos mis floridos ensueños dieran fruto? Aquí estoy, dando forma a una raza según mi propia imagen, a unos hombres que, iguales a mí, sufran y se alegren, conozcan los placeres y el llanto, y, sobre todo, a ti no se sometan, como yo.


 

viernes, 13 de diciembre de 2024

Schubert: Lied 'Auf dem Wasser zu singen', D774 (subtitulado). Barbara Bonney, Geoffrey Parsons



Traducción de Susana Weber Barón. Esta “Canción para cantar sobre el agua”, compuesta en 1823, es uno de los Lieder más bellos de Schubert, una comparación serena, sin sombra de melancolía, entre el leve oleaje en el que se mece una barca (primera estrofa), los colores del atardecer sobre los árboles (2ª estrofa) y la irreparable fugacidad del tiempo (estrofa final), expresada maravillosamente por una música que discurre con la misma fluidez y transparencia que el agua descrita en los versos. El poema es de Friedrich Leopold Stolberg, y se había publicado 40 años antes, en 1783. La voz cristalina de la soprano norteamericana Barbara Bonney le aporta a la interpretación la pureza y frescura idóneas, y está acompañada por uno de los pianistas más prestigiosos en el campo de la música de cámara, Geoffrey Parsons, nacido en Australia y afincado en Inglaterra desde los años 50 del pasado siglo. La grabación, de 1994, se realizó unos meses antes del fallecimiento de Parsons. Agradezco a Susana Weber Barón que me haya cedido generosamente su traducción y me haya aclarado varios aspectos importantes del texto.

Gabriel Fauré / Paul Verlaine: En sourdine (subtitulada). Cyrille Dubois, Tristan Raës


De los muchos frutos sobresalientes surgidos de la admiración de Fauré por la poesía de Verlaine (“Clair de lune”, “Mandoline”, “Green” y un largo etcétera) quizás sea “En sourdine” el más logrado, por la especial dificultad de trasladar a los pentagramas la atmósfera de sensualidad indolente y vaporosa que tan sutilmente sabía sugerir el poeta.
Transcribimos aquí el poema original y una traducción: En sourdine (Paul Verlaine) Calmes dans le demi-jour Que les branches hautes font, Pénétrons bien notre amour De ce silence profond. Fondons nos âmes, nos cœurs Et nos sens extasiés, Parmi les vagues langueurs Des pins et des arbousiers. Ferme tes yeux à demi, Croise tes bras sur ton sein, Et de ton cœur dormi Chasse à jamais tout dessein. Laissons-nous persuader Au souffle berceur et doux, Qui vient à tes pieds rider Les ondes de gazon roux. Et quand, solennel, le soir Des chênes noirs tombera, Voix de notre désespoir, Le rossignol chantera. En sordina Tranquilos en la penumbra que las altas ramas forman penetremos nuestro amor de este silencio profundo, fundiendo en las languideces de los pinos y madroños nuestras almas, corazones y sentidos extasiados. Entorna los ojos, cruza los brazos sobre tu seno y extirpa de tu aplacado corazón todo deseo. Dejemos que nos seduzca el dulce arrullo del aire que a tus pies viene a rizar las ondas del césped rojo. Y cuando el solemne ocaso caiga de los negros robles, voz de nuestro desaliento, el ruiseñor cantará. Traducción de Carmen Torreblanca y José Armenta

 

miércoles, 10 de julio de 2024

Brahms: Die Mainacht (la noche de mayo), Op. 43 nº 2. Elina Garanca, Malcolm Martineau.


 

Traducción de Susana Weber Barón. Uno de los más bellos Lieder de Brahms, compuesto a partir de un poema de Ludwig Christoph Heinrich Hölty. Los versos establecen un paralelismo típicamente romántico entre el paisaje contemplado y los sentimientos del poeta, una comparación que en este caso no conduce a la identificación íntima con el entorno natural –como en el “Viaje de invierno”, de Schubert, o en “Morgen” (“Mañana”), de Richard Strauss– sino al contraste más amargo: el canto del ruiseñor y el arrullo de las palomas se contraponen a la soledad y la melancolía amorosa del poeta, el brillo de la luna al tono sombrío de su espíritu. Brahms suprimió la segunda de las cuatro estrofas originales, lo que le permitió organizar la canción en una estructura ternaria típica, con la primera y última secciones muy similares en su andadura lenta y contemplativa, separadas por el intenso contraste de los versos centrales. En ellos, tras el ascenso efusivo con que se nos describe el embeleso amoroso de las palomas, la voz desciende al registro grave de “las sombras más oscuras”, para luego demorarse largamente en la palabra “lágrimas”, antes de retomar el tema inicial en una tercera estrofa en la que las referencias externas dejan paso a la expresión directa de un corazón desolado por la imposibilidad de alcanzar sus más encendidos anhelos. Agradezco a Susana Weber Barón su amable y valiosa colaboración.

sábado, 29 de junio de 2024

Schubert: Im Freien (“Al aire libre“) D880. Subtitulado. Samuel Hasselhorn, Takako Miyazaki


 Traducción de Susana Weber Barón y Mateo Jarnés.

La profunda identificación de Schubert con la naturaleza, que está presente en muchas de sus mejores obras, se percibe plenamente en este Lied, cuya partitura lleva la indicación “mit Innigkeit”, es decir, con un sentimiento de intimidad. El acompañamiento pianístico, formado por un flujo continuo de semicorcheas (ocho por compás), tiene un encanto casi autónomo que nos recuerda a los mejores impromptus del compositor. Sobre él se despliega una radiante línea melódica que desde los primeros compases nos contagia el júbilo de deambular al aire libre bajo la noche estrellada. A diferencia de las canciones que sólo un año después conformarán la inmersión en la soledad y el desamparo del “Viaje de invierno”, esta caminata nocturna es un paseo por un entorno familiar y acogedor, poblado de saludos y señales de afecto; el musicólogo Gilles Cantagrel lo describe como “una serenata ferviente a la amistad”. El autor del poema, Johann Gabriel Seidl, que no habría pasado a la historia de no ser por su relación amistosa y artística con Schubert, tiene el honor de haber inspirado algunos de sus más bellos Lieder: “Der Wanderer an der Mond”, “Die Taubenpost” (ambos publicados en esta misma página), “Wiegenlied“ D867, “Sehnsucht” D879 y “Das Zügenglöcklein”, entre otros. Aunque su musa poética queda muy por debajo de la genialidad del compositor, el resultado final es que los versos y las notas confluyen y brillan sin posibilidad de separarlos: ese es el ensalmo de las buenas canciones.

Schubert: Der Zwerg (“El enano”) D.771 con subtítulos. Manuel Walser, Jonathan Ware.


 Traducción de Uta Weber y Susana Weber Barón.

Un impresionante poema de Matthäus von Collin elevado a cotas extraordinarias por la música de Schubert: en medio del mar solitario aparece una embarcación en la que viajan una reina y su bufón, “el enano”. Enseguida se nos describe la actitud fatalista de ella ante la inminencia de su muerte, que ha visto anunciada en las estrellas y que acepta mansamente. Su ejecutor va a ser el enano, que la ama y la aborrece por haberse prometido con un rey. La serena resignación con que la reina deja que el hilo fatídico rodee su cuello contrasta con la amargura de él mientras se dispone a estrangular a la que es objeto supremo de su veneración. En unas pocas estrofas se entremezclan el rencor, la ternura, la ira y la exaltación amorosa, junto con una actitud casi maternal de la reina cuando le dice a su verdugo “espero que mi muerte no te cause dolor”. En los versos finales coincide la inmersión final de ella en el agua con la descripción del ardiente deseo masculino en un intenso clímax musical. Para cerrar el terrible cuadro, se anuncia el eterno vagar de la embarcación, que no volverá a tocar costa alguna. El motivo típicamente romántico de la vinculación entre el amor y la muerte alcanza en esta obra maestra un tono especialmente sombrío, casi siniestro, a lo que se añade un marcado carácter dramático que le exige al intérprete una enorme ductilidad para dar voz al narrador y a los dos personajes, y a la vez expresar la compleja gama de emociones que hemos señalado. Recomendamos comparar esta excelente interpretación de Manuel Walser con alguna versión en voz femenina de las muchas que se pueden encontrar en YouTube, como la de Jessye Norman (en audio) o la de Waltraud Meier (en directo).

viernes, 19 de abril de 2024

Richard Strauss: Morgen ("Mañana") con subtítulos. Joyce DiDonato, Yannick Nézet-Séguin.


 Morgen es el broche final de un conjunto de cuatro Lieder (el opus 27) compuesto por Strauss como regalo de boda para su prometida, la soprano Pauline de Ahna, con quien permanecería felizmente casado hasta el final de su larga vida. Toma como punto de partida un poema de amor de John Henry Mackay, amigo del compositor, y es sin duda una de las más bellas canciones de todos los tiempos.

Consta de dos estrofas de cuatro versos cada una, enmarcadas entre una larga introducción instrumental y un epílogo. Fue el mismo Strauss quien adaptó la versión original para voz y piano en dos fases: primero le añadió un violín y finalmente hizo una versión para orquesta, que es la que podemos escuchar aquí. En ambos casos se le confía al violín solista la amplia melodía inicial y final, que es puro "legato" y puro "cantabile", un carácter que, en la versión original, le exige al pianista unos considerables recursos técnicos y expresivos. En medio de la segunda estrofa se crea una tensión especial con una suspensión del “tempo” que precede a los versos finales y parece anunciar la quietud soñadora del texto: “nos miraremos, mudos, a los ojos / y el silencio de la dicha descenderá sobre nosotros”. La última sílaba no cierra la frase en cadencia conclusiva, sino que deja que el violín (o el piano) prolongue el trazado melódico hasta morir en el impresionante silencio final. De ese modo Strauss integra la melodía vocal en el entramado orquestal (o pianístico), incorporándola al mismo con la palabra “y” ("und") del primer verso, que sugiere una continuidad entre la voz y los compases previos, y despidiéndola con una nota que no supone un punto final, sino unos puntos suspensivos. El resultado es una maravilla que nos cautiva más en cada nueva escucha.

Añadimos aquí una interpretación de este Lied en su versión original para voz y piano:


Traducción: Mateo Jarnés



lunes, 15 de abril de 2024

Robert Schumann: Widmung (“Dedicatoria”) subtitulada. Jessye Norman, Geoffrey Parsons.


Con esta “Dedicatoria”, compuesta a partir de un poema de Friedrich Rückert, se abre el op. 25 de Schumann, “Myrthen”, un ramillete de 26 canciones que el compositor le entregó como regalo de bodas a su prometida Clara Wieck y que aludía en su título a la tradición de ofrecer un ramo de blancos mirtos a la novia en la ceremonia nupcial. Después de una espera de 6 años motivada por la oposición implacable del padre de Clara, había llegado por fin el momento de culminar un amor apasionado y lleno de dificultades, un amor que reunía todos los elementos de una pasión plenamente “romántica”.

El fervor del enamorado está presente en cada uno de los compases de “Widmung”, con su arranque exaltado, la retención del "tempo" en los versos “tú eres el sosiego, eres la paz…” y esa cita pianística final del “Ave María” de Schubert, que bien puede entenderse como un gesto de reconocimiento y gratitud hacia quien durante tantos años había sabido sustentar el compromiso con devoción inquebrantable. Hay que decir que Clara era una pianista brillantísima y una compositora de incipiente talento que, guiada por su padre, había triunfado como niña prodigio en las principales capitales de Europa, en tanto que Schumann, 9 años mayor que ella, por aquella época no reunía más méritos que el de una carrera musical de incierta trayectoria. La boda culminaba no sólo un azaroso noviazgo, sino también una carrera de obstáculos que incluyó un litigio judicial entre el novio y el padre de la novia. Es comprensible que Robert se identificara plenamente con el texto del poema, no sólo porque su relación con Clara había sido una fuente perpetua de gozo y de aflicción, sino porque había supuesto para él un estímulo fecundo, la fuerza inspiradora de un proceso de ascenso y maduración artística en el que había conseguido extraer lo mejor de sí mismo. Traducción del poema de Rückert: Mateo Jarnés. Du meine Seele, du mein Herz, - Tú mi alma, mi corazón; Du meine Wonn', o du mein Schmerz, - tú mi gozo, mi aflicción, Du meine Welt, in der ich lebe, - tú, mundo mío en el que vivo, Mein Himmel du, darein ich schwebe, - tú, mi cielo en el que floto, O du mein Grab, in das hinab - Oh tú, mi tumba, en la que yo Ich ewig meinen Kummer gab. - he dejado mis penas para siempre. Du bist die Ruh, du bist der Frieden, - Eres el sosiego, eres la paz, Du bist vom Himmel mir beschieden. - tú me has sido destinada por el cielo. Dass du mich liebst, macht mich mir wert - Que tú me ames me hace digno de mí mismo, Dein Blick hat mich vor mir verklärt, - tu mirada me ha transformado ante mí mismo, Du hebst mich liebend über mich, - mediante tu amor me elevas sobre mí, Mein guter Geist, mein bessres Ich! - ¡mi espíritu bueno, mi mejor yo!

lunes, 18 de marzo de 2024

Robert Schumann: Der Nussbaum (El nogal), Subtitulado. Barbara Bonney, Malcolm Martineau.


 No es raro que los poemas que sirven de punto de partida a los Lieder tengan una calidad literaria bastante mediocre, que suele quedar disimulada en el resultado final. Ese es el caso de “El nogal”, de Julius Mosen: leído en un libro nos parecería almibarado y trivial; entonado por la voz y el piano, es otra cosa; nos sentimos atraídos poco a poco por lo que se nos canta y cuenta y acabamos olvidándonos de la abundancia de adjetivos redundantes y melosos. Como tantas veces, la alquimia entre música y texto produce una profunda metamorfosis: las palabras y los sonidos, al confluir, se transforman y adquieren dimensiones y significados nuevos. Conviene recordar que Robert Schumann tenía una formación literaria muy sólida, fue un notable periodista y crítico musical, leyó con avidez a los poetas de su tiempo y, en el año de su anhelado matrimonio con Clara Wieck, 1840, compuso en torno a 138 Lieder inspirados en obras de autores tan destacados como Rückert, Eichendorf o Heine. No le faltaba, por tanto, un criterio maduro en ese campo. Podemos suponer que lo que le interesó de los versos de su amigo Mosen estaba estrechamente relacionado con sus circunstancias personales: “Der Nussbaum” forma parte de un cuaderno de Lieder, los Myrthen op.25, que le ofreció a su prometida, Clara, como regalo de bodas en la víspera de la ceremonia, para la que había tenido que aguardar muchos años por la inflexible oposición de su futuro suegro. Parece inevitable que pensemos en ese tortuoso noviazgo cuando escuchamos la segunda parte del poema, en la que el nogal se convierte en transmisor de unos susurros alusivos a una muchacha "que piensa mucho y ni siquiera sabe en qué", y que, llena de incertidumbre, alcanza a escuchar esos susurros que hablan de un novio y del año que viene. Cómo no deducir que el compositor está pensando en Clara cuando envuelve los versos en los que la muchacha se entrega anhelante al sueño con unos arpegios pianísticos que suenan como una amorosa canción de cuna. Traducción del poema: Mateo Jarnés.