El punto de partida de este "tono humano" (1) es un poema de Lope de Vega adaptado y puesto en música por su amigo y colaborador Blas de Castro. Posteriormente se difundió por la América hispana como parte del repertorio vocal y fue incluido en el "Códice de Fray Gregorio de Zuola", un cancionero de la ciudad de Cuzco, razón por la que en algunas grabaciones aparece descrito como pieza tradicional peruana.
El original de Lope (que en realidad pertenece a una novela suya titulada "las fortunas de Diana") tiene algunas estrofas no incluidas en la canción; en cambio algunas versiones de esta última añaden otras dos, incorporadas abajo en cursiva, que modifican el tono un tanto fatalista del final dándole un giro esperanzador. Este tipo de alteraciones y variantes era habitual en las obras de transmisión oral. En cualquier caso es un claro ejemplo de cómo, en una buena canción, el texto y la música se potencian mutuamente produciendo en el oyente un efecto mucho más poderoso que la mera suma de esos dos elementos.
La interpretación de las dos componentes del grupo "Música
temprana", que concluye en la segunda estrofa, nos parece un portento de
sencillez, pureza y sensibilidad. Por lo austero de la grabación se diría hecha
sobre la marcha, pero la concentración de las intérpretes en la esencia de su labor,
su naturalidad y discreción nos seduce y transporta al paisaje poético de la
canción, pese a lo prosaico de la puesta en escena.
1- En los tiempos de Lope se denominaban "Tonos humanos" las obras cantadas en lengua romance de tema profano, por oposición a los "Tonos divinos", de tema sacro.
1- En los tiempos de Lope se denominaban "Tonos humanos" las obras cantadas en lengua romance de tema profano, por oposición a los "Tonos divinos", de tema sacro.
Entre dos álamos verdes
que forman
juntos un arco
por no
despertar las aves
pasaba
callando el Tajo.
Juntar los
troncos querían
los
enamorados brazos;
pero el envidioso río
no deja
llegar los ramos.
Juntaréis
vuestras ramas,
álamos
altos,
en menguando
las aguas
del claro
Tajo;
pero si hay
desdichas
que vencen
los años
crecerán con
los tiempos
penas y
agravios.
Aunque las
corrientes,
mientras que duran,
las
soberbias puentes
no están seguras,
a pesar de
su furia
podréis
juntaros
en menguando
las aguas
del claro
Tajo.