lunes, 25 de septiembre de 2023

Purcell: Dido y Eneas. Aria "When I’m laid in earth" (con subtítulos). Xenia Meijer, Jan Willem de Vriend

Director de escena : Erik Vos. Combattimento Consort de Amsterdam.  


 El adiós a la vida de la protagonista de “Dido y Eneas” es probablemente el lamento más famoso de la música barroca, con toda justicia. La memorable historia de amor y muerte de la reina de Cartago, narrada magistralmente por Virgilio en el libro IV de la Eneida, tiene su más lograda plasmación musical en esta breve ópera inglesa de finales del siglo XVII, que culmina en el desenlace que traemos aquí. Como otros lamentos escénicos, generalmente vinculados a la inminencia o la invocación de la muerte, este de Purcell se vale de tres rasgos musicales básicos: el uso del cromatismo, la preferencia por el modo menor y la repetición de una figura de bajo en líneas descendentes que nos sumerge en esa proximidad a la muerte, a la bajada a la tierra y al Hades. El compositor británico, que cuenta con un excelente libreto de Nahum Tate, lleva a un nivel excepcional estos recursos.

                                     

                                                           Jean Louis Mazieres . Muerte de Dido

No se aprecia bien en este montaje que Dido está dirigiéndose a su hermana (Anna en la epopeya virgiliana, Belinda en la ópera), a quien le ha pedido en el recitativo anterior que le dé la mano y le preste apoyo en el trance final: "la muerte es ahora una invitada bien recibida" ("Death is now a welcome guest"), es la frase que antecede al aria que vemos aquí, en la que le ruega a Belinda que borre de su memoria su infausto destino y expresa el deseo de que sus errores no le traigan pesadumbre, todo ello subrayado por la punzante repetición de las palabras “Remember me”. A continuación, el coro invoca con tonos fúnebres a los dioses del amor para que monten guardia eterna en la tumba de la desgraciada reina.

Augustin Cayot: Suicidio de Dido

La alusión de Dido a sus yerros e infortunio se explica por su apasionado comportamiento amoroso, con el que ha ignorado las convenciones y la discreción que se espera de una mujer de su rango. Esa contraposición entre la entrega femenina, plena, sin reservas, y la cautela masculina, condicionada por la alta misión que el destino ha reservado al héroe, es otro de los grandes logros de Virgilio.

Pierre Lacour: Dido y Eneas, en la cueva donde consuman su amor

Recordemos que Anna ha sido la única persona a quien la reina le revela los sentimientos que le despierta Eneas, ese noble extranjero al que ha acogido en su palacio tras escuchar las incontables desventuras con que los hados lo han zarandeado: Anna soror, quae me suspensam imsomnia terrent!, le confiesa en un momento de intimidad, trastornada por los perturbadores deseos y los turbios presentimientos que agitan sus noches.

Todo ese canto IV de la Eneida, fuente principal del libreto de Tate, está dedicado a los inicios, la culminación y el punto final de los amores entre el príncipe troyano y la reina púnica, que tienen un término abrupto y una consecuencia trágica, el suicidio de la reina tras increpar amargamente a su amante fugitivo.

Joshua Reynolds: Muerte de Dido

Las imágenes del vídeo no tienen mucha nitidez, pero merece la pena contemplar esta puesta en escena, que, además de contar con la seductora interpretación de Xenia Meijer, nos parece acertada por su sobriedad poética y porque incorpora tres elementos esenciales de la obra literaria: el círculo de fuego, que nos recuerda la pira en la que Dido ha destruido los recuerdos de Eneas; la vecindad del mar, que además de ser un elemento esencial en las aventuras de los principales héroes mitológicos (Ulises, Jasón, Teseo...) ha sido la vía de aparición de Eneas en la vida de la reina y la puerta de huida del mismo tras la unión amorosa; y la arena de la playa, que simboliza la tierra de la muerte, el lecho en el que Dido va a yacer para siempre.

En esta misma sección de Música y Mitología puede verse una escena de la ópera “Los Troyanos”, de Berlioz, igualmente basada en la obra de Virgilio: el dúo de amor entre los dos protagonistas. Es un hecho significativo que un artista tan visceralmente romántico como el compositor francés reverenciara esta obra clásica, que ha gozado de una enorme popularidad a lo largo de los siglos entre todo tipo de lectores. Sus escenas han alimentado la imaginación de innumerables artistas, con sus vívidas y grandiosas descripciones de la caída de Troya, la huida de Eneas cargando sobre sus hombros a su anciano padre, las batallas, las tempestades, el enamoramiento de Dido, su suicidio… y un escalofriante descenso al Hades (me gustaría creer que a algunos de mis antiguos alumnos de Latín les suena este verso: ibant obscuri sola sub nocte per umbram). En fin, baste recordar que a principios del siglo XIV Dante convirtió a Virgilio en su guía para adentrarse en el infierno y el purgatorio; o que Jorge Luis Borges consideraba esta obra la mayor cumbre de la literatura universal, y afirmaba “mis noches están llenas de Virgilio”.

Daniel van Heil: La caída de Troya



Pompeo Batoni: Eneas huye de Troya con su hijo Ascanio y su padre Anquises.




Traducción de los subtítulos: José Armenta