Un muchacho ha buscado refugio en la naturaleza para olvidar su desengaño amoroso, pero los sonidos que lo rodean parecen susurrar el nombre de la amada, un nombre que se impone con tanta fuerza que provoca en el último instante un atrevido cambio gramatical de la tercera a la segunda persona (el poema original, alterado por Schubert en el verso final, decía “…seufzen Elisa mir zu”, es decir, «me suspiran ‘Elisa’»).
Aunque se supone que el texto lo canta un chico, la soprano Marie Perbost y la pianista Joséphine Ambroselli nos conquistan por la profunda convicción con que nos transmiten toda la belleza y emoción contenidas en el Lied. Traducción (integrada en el vídeo) de José Armenta.
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