El texto del Nisi Dominus está tomado del Salmo 127 del Antiguo Testamento, que destaca el papel de la providencia divina en la vida cotidiana y enaltece a los hijos como una bendición del cielo. Curiosamente, Vivaldi enlazó en la misma aria el último verso del 2º versículo y el tercer versículo completo, que no están muy relacionados en cuanto al sentido: el 2º versículo se refiere a la inutilidad de madrugar y de comer el pan del dolor en tanto el Señor “ha proporcionado a sus elegidos el descanso”: sin la protección y la fe en Dios el esfuerzo es vano. Por su parte, “Ecce haereditas Domini, filii” presenta a la descendencia como el más preciado don de Dios.
En cualquier caso, este movimiento es, con justicia, el más célebre de la obra, y se ha convertido en una pieza del repertorio habitual de los contratenores.
Aquí lo podemos disfrutar en dos versiones excelentes, la de la mezzosoprano francesa Eva Zaïcik y la del contratenor español Carlos Mena, una de las mejores voces de esa difícil cuerda.
Por cierto, los aficionados al cine tal vez hayan reconocido esta música como el tema que acompaña las primeras escenas de la película "O que arde".
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